Por: Andrés Hurtado Pimienta.
Descarga en español: Parálisis (ES)
Varios impulsos eléctricos se encontraron en el aula principal del sector 7G de mi cabeza. Una vez más, el propósito era discutir si se debería o no ejecutar una idea. La candidata estaba en El Limbo, un aula contigua a la principal. Era una especie de sala de espera donde las ideas entraban y se exponían a la comunidad de impulsos eléctricos que debatían hasta decidir si liberaban o no.
Generalmente, la idea se encontraba de pie, parada de espaldas a la pared posterior y mirando hacia el frente. Los impulsos podían verla, pero ella solo podía ver su reflejo. Las dos aulas estaban divididas por uno de esos vidrios que de un lado reflejan la imagen y del otro dejan ver a través. De esos que usan en la policía para el reconocimiento de maleantes.
El primero que apareció de la nada fue Intransigente. Miró por unos segundos a la candidata y luego dijo:
- ¡Ah! ¿Crees que lo que te dicen tiene sentido?, ¿Te suena «lógico»? Recuerda que siempre hay una fisura. Nada es totalmente sólido. Todo es debatible. Siempre hay un punto que puedes usar para estar en desacuerdo. Siempre puedes rechazar una idea. Por esa razón, no tienes por qué ceder. No tienes por qué someterte a este comportamiento — Esa voz era fuerte. Luego sentenció: — La idea no se debe hacer. Ahora busca el punto débil y úsalo para discutir.
Tras un destello apareció Negador. Inmediatamente añadió:
- No hay razón para ejecutar esa idea. Mírate. Como estamos, estamos bien. Nada justifica ese esfuerzo. No se debe hacer.
Mientras miraba el vacío, inmerso en mis ideas, apareció en otro de los lugares disponibles en el aula, Rencoroso. Con su rostro deformado y una mirada de odio dijo:
- Recuerda que ellos te han lastimado. Te voy a recordar dos casos. Pero hay más ¿ah? Ten presente que hay muchos, muchos más. El pasado domingo 5 de julio, ese día que cayó un aguacero torrencial, fue el mismo que los invitaste a la fiesta de tu hija ¿recuerdas lo que pasó? Te esforzaste mucho para que todo saliera bien. Tú sabes que hiciste un gran esfuerzo. ¿Lo reconocieron? No. En lugar de eso ¿Qué hicieron? ¿No te dejaron solo? Algunos no asistieron, otros se fueron temprano— en la medida en que escuchaba, sentía ira. Continuó con el otro caso— El lunes 10 de marzo de 2020. ¿Recuerdas? Tenías esa reunión importante. Solo pediste un pequeño favor. Que te dieran su apoyo para que se aprobara la ejecución de tu propuesta. ¿Te lo dieron? No. Y sabían lo que significaba para ti. Hay que ser muy mezquino para ignorar todo el esfuerzo que pusiste en la elaboración de esa idea. Que su decisión haya sido dejarte tirado a mitad de camino es de cafres. Y ojo, porque esa era una idea mucho más importante que esta. Muchacho, llegó el desquite. Que sufran. Que sientan. ¡No a la realización de esta idea!
El tiempo transcurría y apareció la presión del exterior:
- Señor…
- Dame un momento, por favor. — Esa fracción de tiempo fue apropiada para que entrara Egoísta:
- Que hagan lo que les dé la gana. Tu puedes ver por ti mismo. No los necesitas. Puedes lograr todo lo que deseas. Sabes que ya tienes tres ideas mejores que puedes aplicar sin ellos. No solo las puedes emprender por tu cuenta, sino que cuando tengas al menos una solución, puedes ir más allá: puedes ofrecerla como un servicio pre-pago. Si tanto les interesa esto es porque muy probablemente estarán dispuestos a pagar. Es más, podrías enfocarte en Juan y en Carlos que son los que más dinero y contactos tienen. Si lo miramos bien, hay un mercado amplio que puede consumir esta solución — El comentario de egoísta era el más atractivo. Luego prosiguió: — Estoy con los demás: ¡No a la idea! Toma nota mental para que luego regreses a este punto y evalúes esta nueva idea de negocio.
Estaba listo para comunicar mi decisión. Estaba orgulloso y seguro de que sabía que hacer. Miré a mi alrededor y estaba solo. Al ver mi cara, el despachador, sin ocultar su molestia, inmediatamente dijo:
- Yo le avisé que los demás estaban abordo. Le dije que no podían salir por usted. Le advertí que el próximo transporte sale en tres horas.
Cuando me acerqué a la ventana de la sala de espera y miré hacia la vía alcancé a verlos alejándose. Estaban en la parte de atrás del vehículo. Miraban por las ventanas posteriores. Juan y Carlos me señalaban y se reían. El bus intermunicipal se había ido sin mí. El parque Xel-há tendrá que esperar.