El Círculo de Viena y el positivismo lógico (2/3)

Por: Andrés Hurtado Pimienta.

Primera parte.

Criterio empiricista de significado

Los positivistas creían que la incorporación de la lógica formal al trabajo de la filosofía ayudaría a retomar el rumbo que la investigación había perdido con el método idealista. Querían aplicar el análisis lógico al lenguaje en que se expresan las ideas filosóficas para eliminar las proposiciones metafísicas, aquellas que son incompatibles con la vocación científica. Este objetivo los llevó a tratar de desarrollar un criterio empiricista de significado.

La idea central del criterio empiricista de significado era proporcionar las condiciones necesarias y suficientes para poder clasificar una oración como cognitivamente significativa. En su concepción era una idea poderosa y atractiva; sin embargo, resultó ser errada y problemática, pero ¿por qué?

Reconocieron solo en dos tipos de oraciones, la capacidad de producir afirmaciones cognitivamente significativas:

  1. Oraciones analíticas o contradictorias – aquellas que tienen significado puramente lógico – y,
  2. Oraciones que pueden ser determinables mediante la evidencia empírica –aquellas oraciones que tienen significado empírico–.

A partir de esta clasificación se estableció el principio del empirismo: consiste en reconocer que cualquier oración que no sea analítica ni contradictoria, tenía que ser, en su significancia, decidible en la experiencia. Sin embargo, encontraron que oraciones perfectamente significativas, oraciones netamente científicas, debían ser descalificadas al aplicar el criterio.

Por ejemplo, oraciones del tipo: Toda molécula de agua, a nivel del mar, hierve a 100 ºC, no sobrevivían a su prueba empírica de significado, porque, a pesar de tener contenido empírico, no podían ser evaluadas en su totalidad a partir de la experiencia. ¿Cómo explicar esta situación indeseable?

En primer lugar, tenemos que un buen criterio de significancia cognoscitiva para enunciados debe cumplir, al menos, dos condiciones:

  1. Respetar el principio lógico de equivalencia: para todo par de enunciados (P,Q) tales que P sea equivalente a Q debe ofrecer el mismo tratamiento a cada uno de sus componentes y,
  2. tiene que dar el mismo veredicto sobre cualquier par de enunciados (P, ~P) tales que uno es la negación lógica del otro.

Lo anterior, de acuerdo con Hempel, expresa una condición necesaria de adecuación para el criterio de significancia cognoscitiva:

Si bajo un criterio dado de significancia cognoscitiva, una oración N es no-significativa, entonces todas las oraciones veri-funcionales compuestas en las que N aparece como componente de manera no vacua también lo tienen que ser. Ya que, si a N no se le puede atribuir un valor de verdad de manera significativa, entonces es imposible asignar valores de verdad a las oraciones compuestas que contienen a N; de ahí que también deberían ser calificadas como no-significativas. (Hempel, citado en Boyd, Gasper & Trout, 1991, pág. 72).

De lo anterior se desprenden dos implicaciones relevantes:

  1. Si bajo un criterio de significancia cognoscitiva una oración S es no-significativa, entonces también tiene que serlo su negación ~S.

Por ejemplo: Si considero como no significativa la oración El absoluto es perfecto, entonces también debo considerar como no significativa la oración: el absoluto no es perfecto.

  1. Si bajo un criterio dado de significancia cognoscitiva una oración N es no-significativa, entonces también tiene que serlo cualquier conjunción N . S; y cualquier disyunción N v S, sin importar si S es significativa bajo el criterio dado o no.

Por ejemplo: Si considero como parte de una conjunción o de una disyunción la oración no significativa: N: el absoluto es perfecto, entonces toda conjunción o disyunción en la que participe debe ser considerada como no significativa.

Ahora consideremos el papel crucial que juega la experiencia en el proceso de calificar o descalificar el discurso significativo. Tenemos tres conceptos:

  1. La noción de característica observable,
  2. El predicado observacional y,
  • La oración observacional.

La característica observable designa una propiedad o una relación de objetos físicos, tales que, bajo circunstancias adecuadas, su presencia o ausencia se puede determinar mediante observación directa. El predicado observacional corresponde a aquellos términos que designan las características observables, por ejemplo: “verde”, “duro”, “áspero” o, “más largo que”. Una oración observacional es una oración que afirma –de manera correcta o incorrecta– sobre uno o varios objetos a los que se refiere específicamente, que tienen o que carecen de alguna característica observable específica (Garcia, Florez Q, & Cardenas, 2016).

A partir de estas consideraciones, se hace evidente que existe una conexión entre las oraciones observacionales y las oraciones cognitivamente significativas: un enunciado empírico no es más que una oración observacional en la que se atribuye a un objeto nombrado un predicado observacional. Hay que mantener presente que los enunciados empíricos no tienen que ser verificados de manera efectiva, aunque tienen que ser verificables en principio.

En este punto el criterio empiricista del significado puede recibir una formulación deductivista, la cual, se establece al reconocer que la evidencia observacional a favor o en contra de enunciados contrastables puede expresarse mediante oraciones observacionales. El criterio se podría formular en términos de la relación lógica entre el enunciado contrastado y las oraciones observacionales verificadoras.

Por ejemplo:

  1. El lápiz está sobre la mesaEsta proposición implica oraciones observables verificadoras:
    1. Hay una mes
    2. Hay al menos un lápiz sobre la mesa.
    3. Puedo escribir con el lápiz sobre la mesa, etc.

La formulación deductiva del criterio se expresa así: “Requisito de verificabilidad completa en principio: una oración tiene significado empírico sí y solo sí no es analítica y se sigue lógicamente de alguna clase finita y lógicamente consistente de oraciones observacionales” (Boyd, Gasper, & Trout, 1991, pág. 72).

Acá empiezan los tropiezos. En primer lugar, ese criterio declara como no significativas a todas las oraciones universales. Dado que ningún enunciado universal se sigue lógicamente de una clase finita de oraciones observacionales, entonces, siguiendo el requisito de verificabilidad completa, los enunciados universales deberían excluirse. Las leyes de la naturaleza, muy relevantes para el trabajo del científico, son de carácter universal, por lo tanto, deben excluirse.

Ejemplo: Toda molécula de agua, a nivel del mar, hierve al alcanzar los 100 ºC

Dado que es imposible verificar concluyentemente todos los casos particulares que la proposición sugiere, siguiendo este criterio de verificabilidad completa, la proposición no es significativa. El requisito también excluye todas las oraciones del tipo “para cada sustancia hay un solvente”; es decir, también excluye oraciones que contienen cuantificadores existenciales y universales (cuantificación mixta). En ese sentido, el requisito es abiertamente restrictivo (Garcia, Florez Q, & Cardenas, 2016).

En segundo lugar, el requisito de verificabilidad completa entra en conflicto con la segunda implicación de la condición de adecuación descrita por Hempel. Tal y como está formulado, el requisito no excluye una oración molecular de la forma P v Q en la que uno de los componentes es un enunciado significativo, mientras el otro es una expresión metafísica del tipo “el absoluto es perfecto”: Si S es una oración que satisface el criterio y N es una metafísica del tipo “el absoluto es perfecto”, entonces vamos a encontrar que S se sigue de un conjunto finito de oraciones observacionales, en donde la oración S v N se seguirá de la misma clase, por lo cual tendría que ser declarada como igualmente significativa (Garcia, Florez Q, & Cardenas, 2016).

Ejemplo: Supongamos que tenemos dos oraciones, N y S:

N: El lápiz está sobre la mesa. (Esta oración satisface el criterio de verificabilidad completa, es decir, no es analítica y se sigue lógicamente de alguna clase finita y lógicamente consistente de oraciones observacionales, por lo tanto, es significativa)

S: El absoluto es perfecto. (Oración metafísica carente de sentido)

Supongamos que ahora las usamos para construir una disyunción N v S:

N v S : El lápiz está sobre la mesa o el absoluto es perfectoDe acuerdo con el requisito de verificabilidad completa esta disyunción debería ser aceptada como significativa porque N satisface las condiciones del criterio y su conjunción se seguirá de la misma clase. Sin embargo, esta consideración entre en conflicto con la segunda implicación de adecuación señalada por Hempel.

En tercer lugar, nos vemos forzados a declarar como significativa a una oración existencial y a declarar como carente de sentido a su negación lógica: cualquier oración puramente existencial en la que aparece un predicado observacional P, tal como “hay una cosa que tiene la propiedad P” y cuya expresión sería “(Ex)P(x)” tendría que ser considerada como completamente verificable y por lo tanto significativa, ya que se sigue de cualquier oración observacional en la que la propiedad P se atribuye a algún objeto particular. Sin embargo, puesto que su negación es equivalente a la oración universal (x) ~P(x) y esta oración no es verificable desde el requisito entonces debemos declararla carente de sentido (Boyd, Gasper, & Trout, 1991).

Ejemplo: Al menos una cigüeña tiene patas rojas – Oración verificable y por lo tanto significativa.

Su negación: Ninguna cigüeña tiene patas rojas – Oración no verificable, carente de sentido.

El requisito de verificabilidad completa nos llevaría a renunciar al principio lógico que afirma que la negación de un enunciado cuantificado existencialmente es un enunciado universal, esa sería la única forma de resolver este problema (Garcia, Florez Q, & Cardenas, 2016). Otro de los diversos intentos que los positivistas hicieron para consolidar un criterio empírico de significado es el de la falsabilidad completa en principio. Consiste en definir la significancia cognoscitiva por medio de la falsabilidad. Esta es su definición: “una oración tiene significado empírico si y solo si su negación no es analítica y se sigue lógicamente de alguna clase finita y lógicamente consistente de oraciones observacionales” (Boyd, Gasper, & Trout, 1991). Bajo este requisito una oración califica como empíricamente significativa si su negación es completamente verificable, es decir, si se sigue de una clase finita y lógicamente consistente de oraciones observacionales. Sin embargo, este planteamiento cae en los mismos problemas del criterio de verificabilidad completa.

En primer lugar, descalificará como no-significativas las hipótesis puramente existenciales tales como “existe al menos un unicornio”, ya que su negación es equivalente a una oración universal y esta clase de oraciones no es completamente verificable. Excluirá también todas las oraciones con cuantificación mixta, debido a que ninguna oración de ese tipo puede ser verificada mediante un número finito de oraciones observacionales (Garcia, Florez Q, & Cardenas, 2016, pág. 22). En segundo lugar, desde este criterio también se clasificará como significativa una oración del tipo S . N ó S v N en la que S es completamente falsable y N un enunciado metafísico. Y finalmente, en tercer lugar, al aplicar el criterio podemos declarar como pleno de sentido cualquier enunciado universal en el que se afirma que todo “x” tiene la propiedad designada por el predicado de observación “P”, pero su negación al ser equivalente a una hipótesis puramente existencial tendría que ser excluida (Garcia, Florez Q, & Cardenas, 2016).

Cabe anotar que un criterio de significancia cognoscitiva que combine la verificación y la falsación podría superar estos problemas y rehabilitar el criterio. Consiste en introducir una tercera condición de verificabilidad completa en principio “o” falsabilidad completa en principio (Garcia, Florez Q, & Cardenas, 2016). De esta manera se llega a un nuevo criterio que reconoce el significado empírico de una oración si es verificable o falsable. Con esta opción se resuelven los problemas de la cuantificación mixta porque al considerar el criterio de verificación completa en principio quedan por fuera los enunciados universales, pero estos quedarían cobijados por el criterio de falsabilidad; y sabemos que en el de falsabilidad quedan por fuera los enunciados existenciales, los cuales, quedan cubiertos por el de verificabilidad.

Por el camino de formular un criterio empiricista de significado, los positivistas llegan a un punto en donde, al tratar de eliminar las proposiciones metafísicas, se ven en la incómoda situación de tener que calificar como carentes de sentido unas proposiciones totalmente esenciales para el trabajo científico. A pesar de los esfuerzos por tratar de superar este tipo de problemas, no pudieron desarrollar una solución efectiva. Sin embargo, hay que reconocer que, a pesar de no lograr su cometido, la manera cuidadosa como desde el positivismo se plantea el uso del lenguaje nos llevó a una mucho mejor comprensión de la ciencia y del trabajo científico; en especial en temas como la prueba de las teorías y la contrastación. Estos son temas que hoy en día aún inspiran el trabajo y la discusión científica. Los positivistas, motivados por su preocupación para excluir el sinsentido de la filosofía, inauguraron una reflexión más sistemática sobre los procedimientos de la ciencia (Garcia, Florez Q, & Cardenas, 2016). Ahora veamos los planteamientos positivistas en lo que se refiere a su teoría del conocimiento.

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